Hace un tiempo Google ha confirmado que el final de las cookies es inevitable y si bien las fechas se han ido cambiando y aún no hay una exacta, ya sabemos que no les queda mucho tiempo más y 2023 sería su último año de vida.
El fin de las Cookies de terceros nos deja muchos interrogantes sobre lo que va a pasar con el mundo de la publicidad digital y el impacto que esto puede tener en todos los involucrados en el ecosistema del marketing online. Precisamente por todos estos interrogantes y por sus implicaciones es que Google ha informado que, aunque hay un gran avance en este tema, necesitan más tiempo para poder hacer el cambio bien y de forma responsable y poder reemplazar las cookies en lo que se refiere al uso en publicidad.
Desde hace unos años Google dejó claro que se iba terminar con las cookies de terceros, todo con el fin de modificar algunos de sus estándares y manejar de forma diferente la privacidad de los usuarios cuando utilizan la web. Cada vez más medidas acompañan esta tarea de Google para proteger los datos de los usuarios y hay más normas y reglamentos apareciendo en escena como la CCPA en Estados Unidos y GDPR en Europa, ya les contaremos más sobre esto en otro de nuestros artículos.
Ahora bien, la privacidad de los usuarios es algo que le preocupa a gran parte de la sociedad, pero el fin de las cookies de terceros tiene grandes repercusiones en las marcas que invierten en publicidad y también en los publishers que se interesan por darle a sus usuarios anuncios relevantes y que perderían grandes ingresos si los anunciantes se ven afectados.
¿Cómo sigue el entorno digital?
Teniendo en cuenta el impacto que la desaparición de las Cookies de terceros tendría en el ecosistema digital, Google está trabajando en nuevas formas de poder brindar datos a los anunciantes sin tener que invadir la privacidad de cada usuario. El objetivo es que las marcas puedan seguir teniendo información y por tanto puedan seguir publicitando y generando un ingreso a los publishers, ya que sin estos ingresos el contenido podría verse afectado. Las propuestas de Google van desde el desarrollo de nuevos servidores para los anuncios, hasta el uso de tecnologías para armar grupos de personas que tengan intereses parecidos para que así las marcas puedan llevarles contenidos de su interés, pero sin tener que analizar sus datos individualmente y también la elaboración de métodos que dejen a los anunciantes medir el rendimiento de las campañas sin necesidad de utilizar Cookies. Según la compañía, Google dará ayuda y tiempo a todos los involucrados en el mundo de la publicidad digital para que puedan variar a nuevas formas de monetización y de anunciar sus marcas y esta es una de las razones por las que siguen sin definir del todo la fecha en la que en el 2023 las Cookies de terceros podrían dejar de existir.
Otra de las razones es que Google también quiere conseguir que los otros navegadores accedan a aplicar las mismas medidas que ellos para que “la web no se fragmente”, según lo que ha dicho su director de Ingeniería.
Lo único del todo claro hoy, es que, aún le queda mucho camino por delante a Google si realmente quiere acabar con las Cookies de terceros de la forma en que lo está planeando, ni los publishers ni los anunciantes están dispuestos a asumir todas las implicaciones que esta decisión le traería a nuestro ecosistema digital.